Las fronteras actuales de Argelia, así como las de Túnez y Libia se establecieron cuando la región aún formaba parte del Imperio Otomano, creando entonces, con cada uno de estos 3 países una subdivisión administrativa. La llegada del Imperio Otomano supuso la retirada de los españoles de la franja costera que hasta entonces habían retenido. En 1830, los franceses logran establecer una posición firme en el Norte de África, desde donde comenzarán a expandirse y colonizar una gran parte de la región.
Tras la independencia de Argelia en 1962, el FLN (Frente de Libération National), presidido por Ahmed Ben Bella, llevó a cabo políticas socialistas ortodoxas, continuadas hasta que en 1986 se realizan reformas políticas centradas en lo que se llamará `pragmatismo socialista’, que dará entrada a la iniciativa privada, que asume rápidamente un papel más importante en la sociedad y
la economía.
Legalización e Islam
La legalización del multipartidismo y otros derechos civiles convirtieron a Argelia probablemente en uno de los países más dinámicos del mundo árabe. En el ámbito internacional, Argelia ha disfrutado de una reputación considerable, siendo uno de los artífices en la creación de la Unión del Maghreb Árabe, para promover la cooperación política y económica.
Además los problemas internos han dominado la agenda de la política argelina desde comienzo de los años 90, con un rápido y fuerte ascenso de los partidos Islámicos. Entre éstos, destaca el FIS (Frente Islámico de Salvación) cuyo apoyo creciente ha cambiado la imagen política argelina. El país ha vivido bajo un permanente estado de emergencia, con tiempos de gran efervescencia de la oposición política, épocas de represión, periodos de calma y periodos de levantamientos populares en la Kabylia y regiones bereberes.
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