Argelia es, básicamente, un país monoproducto cuya economía se basa en el sector de hidrocarburos que representa el 35% del PIB y el 97% de las exportaciones. Es el quinto país productor y el cuarto exportador mundial de gas. Debido al incremento del precio de la energía así como a una cierta estabilidad política y a la proximidad geográfica con Europa se ha convertido en un mercado de creciente atractivo para las empresas extranjeras.
No obstante, mantiene ciertas incertidumbres económicas como son: un elevado nivel de paro, un sistema bancario ineficiente y un fuerte proteccionismo; todo lo cual mantiene a la inversión extranjera en unos niveles reducidos.
El papel del gobierno
A consecuencia de la elevada intervención del Estado la economía es menos competitiva y abierta al exterior que en otros países del Magreb como Marruecos y Túnez. No obstante, se está produciendo una progresiva liberalización que al finalizar el Acuerdo de Libre Comercio con la UE será totalmente efectivo.
Para las empresas extranjeras las oportunidades de negocio se centran fundamentalmente en tres sectores: infraestructuras, maquinaria y alimentación. El mercado de importación esta dominado por Francia que representa casi 1/3 de las compras de Argelia al exterior. La importancia de la cultura y la lengua francesa colocan a Francia en una posición de ventaja con respecto Italia, Alemania y España, los otros proveedores europeos más importantes.
Argelia es un país de riesgo a pesar de que las clasificaciones internacionales le sitúan al mismo nivel que Bulgaria, Turquía o Brasil. La falta de información fiable así como el comportamiento de los agentes económicos genera incertidumbres a las empresas extranjeras que acuden al país.
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