Qué hacer en una cata de vino (y por qué las nuestras son otra historia)

La cata como herramienta y como ritual

Una cata de vino no es simplemente un evento social con copas en la mano. Es una herramienta para aprender, una forma de entrenar los sentidos y, en su versión más seria, un acto casi ritual que busca descifrar lo que una copa de vino tiene que contar. Ya sea organizada para profesionales o para aficionados, una cata bien dirigida puede transformar nuestra manera de beber vino para siempre.

En Nomade Xperience sabemos que antes de romper las reglas, hay que conocerlas. Por eso, hoy repasamos todo lo que se puede (y se debe) hacer en una cata de vino.

1. Observar: la vista también bebe

Antes de llevar la copa a la nariz o a la boca, se observa. El color, la transparencia, la densidad y hasta la lágrima nos dan pistas sobre la edad del vino, su estructura y su estilo. Un tinto joven no se ve como un reserva, ni un blanco natural como uno fermentado en barrica. Aprender a leer el vino con los ojos es el primer paso.

2. Oler: descubrir el vino sin tocarlo

El olfato es la herramienta más potente en una cata. Se huele en quieto, y luego tras agitar la copa. Se buscan aromas primarios (de la uva), secundarios (de la fermentación) y terciarios (de la crianza). Con el tiempo, uno afina el olfato como un músico entrena el oído. ¿Aromas de fruta madura? ¿Especias? ¿Cuero? Todo está en la copa.

3. Probar: el momento de la verdad

En boca, el vino se expresa en textura, acidez, cuerpo, taninos, dulzor, amargor y, por supuesto, sabor. Se trata de analizar el equilibrio entre todos sus elementos, su persistencia y su evolución en boca. El vino no es solo lo que entra, sino lo que queda.

4. Comparar: aprender del contraste

Catar varios vinos en una misma sesión permite descubrir matices y diferencias que, de otra forma, pasarían desapercibidas. Comparar zonas, variedades, añadas o tipos de elaboración es fundamental para educar el paladar.

5. Preguntar, compartir, escuchar

Una buena cata no es un monólogo del sumiller ni una clase magistral. Es una experiencia compartida donde el conocimiento se construye en grupo. Preguntar, opinar y escuchar sin prejuicios forma parte de la riqueza del acto.

Pero… ¿es siempre así?

Las catas «clásicas» están cargadas de rigor, pero también pueden volverse predecibles, encorsetadas y, seamos honestos, un poco aburridas. A veces olvidan que el vino también es placer, emoción, contexto y rebeldía.

En Nomade Xperience, lo sabemos bien. Por eso hemos creado una forma distinta de vivirlo: las catas de El Catequista.

El Catequista: la cata que rompe el dogma

Lideradas por un catequista del buen beber, estas catas no niegan el conocimiento, lo celebran. Pero lo hacen desde otro lugar: con humor, con transgresión y con libertad. Aquí se aprende y se disfruta a partes iguales, sin solemnidades innecesarias.

No venimos a imponer reglas, sino a contarte por qué existen y cómo romperlas con estilo. Porque si algo creemos en Nomade Xperience, es que el vino se respeta, sí, pero sobre todo se goza.


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