Antes de sumergirnos en este universo lácteo, permítanme adelantarles que los españoles vivimos una especie de relación intermitente con el queso: lo queremos, lo disfrutamos, pero no llegamos a obsesionarnos como nuestros vecinos europeos. Somos más de flirtear con él en tapas ocasionales que de compromiso serio.
¿Amor o amistad? El consumo de queso en España vs. Europa
Si las relaciones se midieran en kilos de queso consumido, podríamos decir que el español es más de «amigos con derechos» mientras que el europeo promedio ya ha formalizado matrimonio con este manjar lácteo. Como muestra la primera gráfica, cada español consume una media de 8,8 kg de queso al año, mientras que el europeo medio casi nos duplica con 17,3 kg anuales.
¿Somos menos románticos con el queso? Quizás. O tal vez simplemente somos más selectivos. Aunque según datos más recientes, ese consumo español ha subido ligeramente hasta los 8,75 kg per cápita8. ¡Vaya, parece que la relación va un poco más en serio!
Si quisiéramos encontrar a los españoles más enamorados del queso, tendríamos que viajar a Canarias, donde se consume una media de 11,30 kg por persona y año. Mientras tanto, los franceses, griegos, italianos y alemanes, esos románticos empedernidos, disfrutan de aproximadamente 18 kg anuales por cabeza. Casi lo suficiente como para construir una casa de queso y vivir en ella.
Supermercados: El Tinder del queso español
Cuando de conseguir queso se trata, los españoles somos sorprendentemente predecibles. Como se aprecia en la segunda gráfica, el 59,1% de nuestras conquistas queseras ocurren en supermercados y autoservicios. Somos tan básicos que hacemos match con el queso mientras compramos papel higiénico y detergente.
El resto de nuestros encuentros queseros se reparten entre otros canales dinámicos (31,7%) y los canales estáticos (9,2%). ¿Qué significa esto? Que el 90,8% de nuestros amoríos con el queso suceden por canales dinámicos, lo que demuestra que somos más de conveniencia que de romanticismo. ¿Para qué ir a una quesería especializada cuando puedes echarle mano al manchego mientras compras cerveza para el finde?
Artesanal vs. Industrial: El dilema entre la relación auténtica o por conveniencia
Si el queso fuera una relación amorosa, el artesanal sería ese amor profundo, complejo y único que te cambia la vida, mientras que el industrial sería más bien ese ligue de aplicación que es práctico pero predecible.
El queso artesanal se elabora a mano con ingredientes naturales y siguiendo meticulosamente su proceso de elaboración y maduración3. Cada pieza es irrepetible, como esas relaciones que no se olvidan. Los maestros queseros utilizan por lo general leche de granjas cercanas, mantienen una relación de proximidad con sus proveedores. Nada de ghosting lácteo.
En cambio, el queso industrial es como esa relación abierta con múltiples partners: se fabrica con leche de diversas procedencias y siempre pasteurizada. Para el industrial, el compromiso con la tradición es opcional; los artesanos, en cambio, pueden usar el método tradicional de leche cruda. Es como comparar un matrimonio de conveniencia con un flechazo apasionado.
El español y sus fetiches: ¿Qué tipo de queso prefiere?
Si de gustos hablamos, el español es bastante vanilla: el queso fresco lidera nuestras preferencias con un 27,4% del consumo total5. Parece que nos gusta lo poco comprometido, lo que no deja demasiada huella en el paladar. Le sigue de cerca el semicurado, con un 23,4%, ese término medio que ni ofende ni apasiona.
Y aquí viene lo curioso: aunque nos encanta quejarnos de lo poco que nos pagan, cuando se trata de queso, el precio medio que desembolsamos es de 7,48€ por kilo. No somos rácanos, pero tampoco derrochadores. Es esa relación típica donde ni te arruinas en regalos caros ni te presentas con un ramo de flores del todo a cien.
¿Exportando pasión? El queso español en el extranjero
A pesar de nuestra relación algo tibia con el queso, resulta que nuestros quesos artesanales están conquistando paladares internacionales. Algunas queserías españolas pueden presumir de tener hasta 7 medallas SUPER-GOLD de los World Cheese Awards7, lo que demuestra que, aunque nosotros no nos enamoremos locamente de nuestros quesos, los extranjeros sí que caen rendidos a sus pies.
Las exportaciones de quesos españoles se han multiplicado por 2,6 en los últimos 10 años. Parece que nuestros quesos tienen más éxito en el extranjero que nosotros de vacaciones en Tailandia con un diccionario de bolsillo.
Incluso en lugares tan lejanos como Japón, donde elaboran quesos inspirados en nuestras técnicas, existe admiración por nuestra tradición quesera. Es como esa ex-pareja que te valoraba más que tú mismo y ahora está triunfando en la vida.
¿Es hora de formalizar la relación?
Los españoles tenemos con el queso una relación de esas que tu abuela calificaría de «ni contigo ni sin ti». Consumimos la mitad que nuestros vecinos europeos, preferimos la comodidad del supermercado a la autenticidad de la tienda especializada, y aunque tenemos algunos de los mejores quesos artesanales del mundo, seguimos optando mayoritariamente por el fresco y semicurado.
Mientras tanto, nuestros quesos artesanales triunfan en el extranjero ganando premios y admiradores. ¿No será hora de que apreciemos más lo que tenemos en casa? Porque, seamos sinceros, un buen queso artesanal puede darte más satisfacciones que muchas relaciones humanas: nunca te pide explicaciones, siempre está disponible, y mejora con el tiempo en lugar de desarrollar manías irritantes.
¿Y tú qué opinas?
¿Eres de los que mantiene una relación casual con el queso del súper o tienes una aventura apasionada con el artesanal? ¿Crees que deberíamos consumir más queso como nuestros vecinos europeos o prefieres la moderación española? ¡Déjanos tu comentario y únete al debate lácteo del siglo!
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